Campañas contra la agresión de Irán preparan el escenario para paz futura
La firme respuesta de Estados Unidos a las provocaciones iraníes puede tener un fuerte resultado.
En un movimiento decisivo que marca un cambio significativo en la política exterior de Estados Unidos, se han iniciado una serie de ataques aéreos selectivos contra los grupos terroristas respaldados por Irán en Iraq y Siria. Esta acción, tomada el 2 de febrero, señala el comienzo de una campaña más amplia contra las influencias del Teherán en el Medio Oriente, una región turbulenta que ya está llena de tensiones y conflictos.
Durante años, Estados Unidos ha luchado contra el desafío del terrorismo respaldado por Irán, una espina persistente en su costado. El reciente ataque con drones realizado por grupos chiitas en Jordania, que resultó en la trágica pérdida de tres miembros del servicio estadounidense y heridas a más de 40 personas, ha catalizado una respuesta contundente. El presidente Joe Biden, demostrando determinación y solidaridad, honró a los caídos en una ceremonia, enviando un mensaje claro: Estados Unidos ya no se quedará de brazos cruzados.
La magnitud de estos ataques supera las respuestas anteriores a las provocaciones iraníes, apuntando directamente al corazón de la red de terroristas proxy de Irán: la Fuerza Quds y las instalaciones militares y de entrenamiento del IRGC. Esta estrategia tiene como objetivo frenar futuras actividades terroristas sin llegar a un conflicto a gran escala, un delicado acto de equilibrio dado el contexto volátil del conflicto en curso entre Israel y Hamas en Gaza, donde la participación encubierta de Irán no es un secreto.
No se puede subestimar la necesidad de desmantelar la red terrorista del IRGC. Esta influencia maligna, si no se controla, amenaza con extender su alcance más allá del Medio Oriente, poniendo en peligro la paz y la estabilidad a escala global. El cambio de la administración Biden, de una política de apaciguamiento a una de acción decisiva, es un cambio bienvenido, que indica una disposición para enfrentar y neutralizar amenazas, sin importar el costo.
La campaña que llegó demasiado tarde
Esta campaña, tan esperada, contra los proxies iraníes señala un momento crucial en la política exterior de Estados Unidos. La narrativa que se ha desarrollado revela una compleja red de intrigas geopolíticas, con el régimen de Irán en el centro, un régimen que desafía las normas internacionales, apoya el terrorismo y busca socavar los intereses de Estados Unidos, Israel y sus aliados. La ilusión de que Irán desea algo más que el conflicto se ha desvanecido, como lo demuestra la agresión en curso facilitada por sus proxies.
El anuncio del Secretario de Defensa Lloyd Austin sobre una respuesta "multinivel" subraya el enfoque multifacético que Estados Unidos está preparado para adoptar. Con una amplia gama de capacidades disponibles, el Pentágono está bien equipado para abordar este desafío, aprovechando la inteligencia y el poderío militar para neutralizar las amenazas y proteger los intereses estadounidenses.
La urgencia de la situación se ve agravada por la continua beligerancia de Irán, como lo demuestran los implacables ataques a instalaciones estadounidenses en Iraq y Siria por parte de milicias respaldadas por Irán. Estas provocaciones no han quedado sin respuesta, y el apoyo bipartidista está creciendo para adoptar una postura más enérgica que envíe un mensaje inequívoco a Teherán: los actos de terrorismo no serán tolerados.
El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, ha mantenido una fachada de no agresión, pero las acciones hablan más que las palabras. El apoyo del régimen a los grupos terroristas y su búsqueda de dominación regional a través de la subversión y la violencia revelan sus verdaderas intenciones. La respuesta estratégica de Estados Unidos, aunque medida, no deja lugar a dudas sobre su compromiso de defender sus intereses y los de sus aliados contra la agresión iraní.
Ante tales desafíos, la comunidad internacional debe reconocer la gravedad de la amenaza que representa Irán y sus aliados. La suspensión de operaciones militares por parte de grupos como Kataib Hezbolá es solo un respiro temporal, una maniobra táctica en lugar de un verdadero avance hacia la paz. El camino hacia la estabilidad en Oriente Medio requiere una determinación inquebrantable y un frente unido contra las fuerzas de la tiranía y el terrorismo.
A medida que se desarrolla este nuevo capítulo en la política exterior estadounidense, queda claro que la batalla contra la agresión respaldada por Irán está lejos de terminar. Las recientes acciones de Estados Unidos no son solo retaliatorias; representan una postura estratégica y basada en principios en contra de aquellos que buscan desestabilizar la región y amenazar la seguridad mundial. En este esfuerzo, Estados Unidos debe permanecer vigilante, preparado para actuar decididamente en defensa de la paz y la democracia.
El camino por delante está lleno de desafíos, pero el mensaje es claro: Estados Unidos ya no será un mero observador pasivo de las actividades malignas de Irán. Al tomar una postura firme contra el terrorismo y la agresión, Estados Unidos reafirma su compromiso de liderar la lucha por un Medio Oriente más seguro y estable. Este compromiso no solo es para la seguridad inmediata de sus propios ciudadanos y soldados, sino también para los principios fundamentales de libertad y justicia que sustentan el orden internacional.
En conclusión, el inicio de ataques dirigidos contra los grupos respaldados por Irán es un testimonio de una renovada determinación de Estados Unidos. Marca un alejamiento de las políticas pasadas de apaciguamiento y compromiso con un régimen que no ha mostrado inclinación hacia la paz o la reforma. Mientras Estados Unidos navega por las complejidades de la política del Medio Oriente, lo hace con una comprensión clara de las amenazas que enfrenta y la imperativa necesidad de actuar. Esta campaña contra la agresión iraní no solo se trata de represalias; se trata de sentar las bases para un futuro donde la paz y la estabilidad no sean solo aspiraciones, sino realidades.
El escritor es un analista de contraterrorismo e investigador de estudios del Medio Oriente con sede en Washington, con un enfoque particular en Irán y los conflictos étnicos en la región. Su libro recientemente publicado es The Black Shabbat, publicado en Estados Unidos.
Síguelo en X @EQFARD y www.erfanfard.com.
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