Los 120 miembros de la Knesset deben irse: es hora de un reinicio completo - opinión
Es hora de reemplazar el liderazgo actual con caras nuevas que prioricen el futuro de Israel sobre las ganancias personales. El 7 de octubre es un recordatorio de que el cambio es necesario.
El panorama político de Israel ha alcanzado un nivel sin precedentes. Los líderes encargados del futuro de nuestra nación nos han fallado repetidamente, empujando al país hacia una mayor división, dificultades económicas e inseguridad. La confianza pública en la Knesset como institución ha caído a un mínimo histórico, con estudios recientes que muestran que solo el 10% del público todavía cree en su liderazgo.
Esta realidad tan cruda subraya la necesidad urgente de una revisión total: cada miembro de la Knesset debe ser reemplazado. Necesitamos caras nuevas, ideas nuevas y liderazgo que priorice el bienestar de Israel sobre las ganancias personales.
Ha llegado el momento de que los líderes de ayer, aquellos responsables del declive de nuestro país, que culminaron en la masacre del 7 de octubre a manos de terroristas de Hamas, se aparten. Deben declarar: "Nuestro turno ha terminado".
Deberían entregar las riendas a los líderes del mañana; individuos limpios, sin manchas de agendas personales y motivados por un sentido de deber hacia la nación, no hacia ellos mismos. Si los políticos de hoy no renuncian, el público tomará esa decisión por ellos. El país no puede darse el lujo de esperar más.
A lo largo del espectro político, desde la Derecha hasta la Izquierda, nuestros líderes han demostrado una alarmante incapacidad para guiar a Israel hacia un futuro mejor. Los fracasos son evidentes y abarcan todas las áreas de la vida pública. El pueblo de Israel merece líderes que puedan ofrecer resultados reales, no promesas vacías. En su lugar, nos someten a un desfile de incompetencia y egoísmo.
La encrucijada
Nuestra nación se encuentra en una encrucijada, y la dirección que elijamos determinará el destino de las generaciones futuras. Con la confianza en el Knesset en niveles históricamente bajos, es hora de que la actual clase política se aparte y dé paso a un nuevo liderazgo que pueda restaurar la fe en nuestras instituciones políticas y reconstruir nuestro país.
Los trágicos eventos del 7 de octubre sirven como un crudo recordatorio de este fracaso. En la víspera de la masacre, nuestros líderes -en todos los ámbitos- llevaron a Israel a un punto histórico de debilidad. La división interna que alimentó nuestra vulnerabilidad no solo era evidente para nosotros, sino también reconocida por nuestros enemigos. Sin embargo, ningún líder tuvo el coraje de decir "basta".
Esta falta de unidad y visión ha dejado a Israel expuesto y dividido. Aquellos que nos han llevado a este punto no pueden ser confiados para guiarnos hacia adelante. Son la mayor amenaza para nuestro futuro, y deben irse.
Además de este sombrío panorama, está la cultura generalizada de corrupción que se ha arraigado en la política israelí. No conoce afiliación política. Ya sea en la izquierda o la derecha, nuestros líderes actuales han demostrado que están más interesados en servirse a sí mismos que al pueblo de Israel.
El público israelí se ha vuelto sabio en este juego; ahora vemos claramente que los jefes de nuestros partidos y sus líderes están allí para ellos mismos, no para nosotros. No podemos permitir que estos políticos sigan gestionando nuestra nación. El sistema mismo se ha corrompido, y solo reemplazándolo con un liderazgo limpio, responsable y accountable podemos esperar restaurar la integridad en nuestro gobierno.
La economía de Israel
Mientras tanto, la economía de Israel está bajo una tensión significativa y nuestra sociedad se está desmoronando. Las brechas sociales se han ampliado, el costo de vida se ha disparado y los servicios públicos han empeorado. Nuestros líderes han fallado en proporcionar la estabilidad económica y la equidad social que todo israelí merece.
La confianza en su capacidad para liderar se ha erosionado, y con razón. El público ya no puede confiar en ellos. Para renovar la economía de Israel, reducir las disparidades y poner a nuestra nación en el camino correcto, debemos recurrir a nuevos líderes. Esto no puede suceder mientras el actual establecimiento político siga en el poder.
La seguridad de nuestra nación también se ha visto comprometida por la falta de liderazgo coherente. Después del 7 de octubre, políticos y líderes militares se apresuraron a reescribir la historia, señalando únicamente a Netanyahu por la fallida "política de contención" hacia Hamas. Pero seamos claros: si bien Netanyahu tiene responsabilidad, no estaba solo. Benny Gantz y Gadi Eisenkot, ex jefes de estado mayor, apoyaron esta política.
Naftali Bennett y Yair Lapid, como primeros ministros, no hicieron nada para cambiar la ecuación. Avigdor Liberman, como ministro de defensa, no logró abordar la amenaza que representa Hamas, solo para abandonar el gobierno cuando se desató la fiebre electoral. Sus políticas confusas y la falta de visión a largo plazo están dañando nuestra seguridad nacional y la seguridad de nuestros ciudadanos. Israel necesita un liderazgo nuevo, fuerte y enfocado para brindar una verdadera seguridad y estabilidad a nuestra nación. Los líderes actuales simplemente no son capaces de lograrlo.
Nuestros líderes políticos también han exacerbado las divisiones entre el público. En lugar de promover la unidad, juegan con nuestras diferencias para su propio beneficio político, dejando al país más fracturado que nunca. Un gobierno dependiente de los caprichos del Ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir o subordinado a las ilusiones de los extremistas de Meretz no puede servir a los intereses del pueblo israelí. Es un gobierno que está fallando en su deber más fundamental.
Esta política divisiva no tiene cabida en el futuro de Israel. Es hora de un nuevo liderazgo que unifique al pueblo de Israel, ponga fin a las viejas y destructivas formas, y se enfoque en el bien de toda la nación.
La actual clase política ha fallado a Israel en todos los frentes. La situación es grave, pero no es desesperada. A medida que nos acercamos a las próximas elecciones, debemos aprovechar la oportunidad para traer nuevos partidos y candidatos frescos que encarnen la visión, integridad y valentía necesarias para liderar nuestra nación hacia adelante.
Con la confianza pública en la Knesset en su punto más bajo, la responsabilidad es nuestra para asegurar que aquellos que nos han fallado sean reemplazados por nuevos líderes que prioricen el futuro de Israel por encima de todo. Es hora de elegir un camino diferente.
El escritor es un empresario, líder de pensamiento, activista y anfitrión del podcast en hebreo "El Liderazgo del Mañana".
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