La comunidad de inteligencia de Trump y un cambio de régimen en Irán
En este análisis, se explora el enfoque de la comunidad de inteligencia de Trump hacia Irán y sus implicaciones para un posible cambio de régimen. ¿Qué desafíos enfrenta esta estrategia?
Actualmente, el régimen en Teherán está ocupado con ejercicios militares y maniobras, con el objetivo de mostrar su fortaleza. Su meta es clara: prepararse para la posibilidad de un levantamiento nacional por parte del pueblo iraní oprimido contra los brutales mulás y su dictadura teocrática.
El régimen sabe muy bien que si Israel destruyera las instalaciones nucleares de Irán o si Khamenei fuera derrocado, es probable que el sufrido pueblo iraní se levantara contra el opresivo régimen islámico. Irán se encuentra al borde de eventos extraordinarios y de una convulsión histórica, y Donald Trump podría enfrentarse a un Irán transformado durante su segundo mandato como presidente.
Khamenei y su régimen temen el regreso de Trump a la Casa Blanca. Su miedo y hostilidad provienen de su apoyo inquebrantable a Israel y su firme oposición a la República Islámica en Teherán. Khamenei ha llamado repetidamente al asesinato de Trump, incluso declarándolo irrelevante y destinado al basurero de la historia.
Sin embargo, Trump ha regresado, más fuerte que antes, con un equipo compuesto por figuras patrióticas como Mike Waltz (Asesor de Seguridad Nacional), John Ratcliffe (Director de la CIA), Tulsi Gabbard (Directora de Inteligencia Nacional), Kristi Noem (Secretaria de Seguridad Nacional), Pete Hegseth (Secretario de Defensa) y Marco Rubio (Secretario de Estado) - todos férreos oponentes de la República Islámica. Su mera presencia amplifica la pesadilla del régimen.
Trump vuelve a la presidencia mientras un Khamenei de 86 años contempla la venganza, después de haber enviado anteriormente escuadrones de asesinato a los Estados Unidos. Todas las agencias contra el terrorismo bajo el DHS, FBI y CIA son plenamente conscientes de las "células durmientes" y los "lobos solitarios" vinculados al Ministerio de Inteligencia de Irán y al IRGC dentro de los Estados Unidos.
Trump entiende que la diplomacia con un régimen patrocinador del terror es inútil y una afrenta a los principios de la diplomacia misma. La República Islámica de los ayatolás criminales no ofrece nada sustancial para la mesa de negociaciones, no tiene herramientas de guerra viables más allá del terrorismo y carece de los recursos para librar una guerra convencional. Aunque Trump ha afirmado públicamente que no busca explícitamente un cambio de régimen, su regreso ha inspirado esperanza entre los iraníes que desprecian a sus actuales gobernantes.
Desde la caída del fallecido Shah en 1979, sacrificado por las políticas mal concebidas y equivocadas del entonces presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, el pueblo de Irán ha perdido su orgullo y su identidad nacional.
La decisiva eliminación de Qasem Soleimani en Bagdad por parte de Trump, el principal matón del IRGC de Irán y uno de los terroristas más peligrosos del mundo, trajo un raro momento de alegría colectiva para el pueblo iraní, que rezaba por el éxito de Trump sin mostrar simpatía por el terrorista abatido. Sin exageración y de manera extraña, la mayoría de los iraníes veían a Trump como un héroe patriótico.
Un Medio Oriente libre de una República Islámica aislada y debilitada sería una región transformada. Imagina, por un momento, esa realidad. Los mulás chiítas no llegarán a un acuerdo con Trump; se negarán a cumplir con las normas internacionales o abandonar los programas de terrorismo, armas nucleares y misiles.
Carecen de la capacidad para librar una guerra contra Israel o Estados Unidos, ya que su economía desmoronada los vuelve vulnerables a la derrota con un solo disparo. La probabilidad de que el régimen colapse bajo presión externa y un levantamiento popular es alta. El regreso de Trump anima al pueblo iraní a levantarse sin miedo contra sus gobernantes tiránicos, belicistas, oportunistas y destructivos.
Las políticas de Trump volverán a paralizar una vez más al régimen de los mulás en Irán. Su liderazgo en la Casa Blanca representa un momento definitorio en la diplomacia del Medio Oriente, marcado por una oposición decisiva a las acciones destructivas de la República Islámica y la lucha contra el terrorismo islamista mientras fomenta la paz. Al fortalecer los lazos de seguridad con Israel, Trump neutralizará las amenazas militares y de seguridad planteadas por el régimen iraní y sus grupos terroristas regionales. Su estrategia de "contraataque" volverá a emerger, colocando al pueblo iraní en la vanguardia del cambio transformador.
Debilitando al régimen
EN LOS PRÓXIMOS días, grupos influyentes de defensa iraní-estadounidenses probablemente amplificarán la conciencia global sobre la verdadera naturaleza del régimen, desmantelando las políticas sin vergüenza de los grupos de presión pro-régimen y sus narrativas manipulativas en los EE. UU. Los esfuerzos antiterroristas contra la República Islámica seguramente se intensificarán.
La política de Trump de máxima presión sobre los mulás restablecerá un consenso global contra la República Islámica, el poder terrorista más peligroso del siglo XXI. En todo el Medio Oriente, su regreso es recibido con entusiasmo, ya que los estados del Golfo Pérsico reconocen a la Guardia Revolucionaria y la inteligencia iraní como la raíz de sus temores y tragedias. La comunidad árabe acoge con beneplácito el regreso de Trump, reconociéndolo como un contrapeso crítico a las actividades desestabilizadoras de Irán.
Con el regreso de Trump, la "espada de la paz" es empuñada por alguien que se opone decididamente al terrorismo y busca reducir las tensiones regionales. Esto contrasta fuertemente con aquellos que, mientras pretenden ser aliados de árabes y judíos, apoyaron y financiaron secretamente a terroristas mientras guardaban silencio ante las intervenciones del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica en todo el mundo.
Bajo la administración de Trump, la sucesión de Khamenei puede ocurrir en Irán. La administración de Trump reconoce que ni Khamenei ni su sucesor tienen ninguna legitimidad sagrada o respetable; son simplemente califas en una brutal dictadura teocrática sostenida por propaganda, terrorismo y opresión.
La historia registrará que Trump defendió sanciones y presión máxima sobre la República Islámica, cortando su influencia regional y socavando su confianza. Su apoyo a las relaciones entre Israel y los países árabes, junto con la experiencia en inteligencia y militar de su administración, contrarrestará el terrorismo islamista respaldado por Irán en múltiples frentes. Mientras tanto, algunos han instado al Primer Ministro Benjamin Netanyahu a comprometerse con terroristas movilizados bajo las órdenes de Khamenei para destruir a Israel.
En Oriente Medio, el regreso de Trump marca un nuevo capítulo: un rechazo al apaciguamiento y un compromiso con la paz a través de la fortaleza. El equipo de inteligencia de Trump tiene cientos de tareas pendientes por abordar, quizás la más histórica de las cuales es desmantelar el pulpo terrorista de la República Islámica que rodea a Israel y debilitar al régimen en Teherán.
La supervivencia de Jamenei depende del terrorismo y la enemistad hacia Israel y Estados Unidos. Si se le quitan estas herramientas a él y a sus secuaces, no quedará rastro de la República Islámica. Esperemos ese día.
El escritor, basado en Washington, es un analista de contraterrorismo e investigador de estudios del Medio Oriente con un enfoque particular en Irán y conflictos étnicos en la región. Su nuevo libro es "The Black Shabbat", publicado en EE.UU. Puedes seguirlo en erfanfard.com y en X @EQFARD.
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